LA CHURRERÍA DESDE 1935

Ésta es la cálida historia del churro más entrañable de la Ciudad de México, aunque empieza a kilómetros de ahí, en España: una aventura transatlántica que emprendió Francisco Iriarte en 1933, sin saber que los sabores que traía consigo desde su pueblo encantarían a los paladares del otro lado del mundo.

Iriarte tomó su receta española, la espolvoreó de azúcar y canela, la acompañó de un humeante chocolate y, junto a su familia, quienes conservan este dulce legado, abrió sus puertas en 1935 bajo el nombre de El Moro, (así como se hacía llamar el churrero de su pueblo) compartiendo, desde entonces, sabores que abrazan y nos unen.

Hoy, no hay nada más mexicano y universal que un churro con chocolate. El Moro, de México para el mundo, trascendiendo las fronteras.